..de sueños, y el surrealismo de Leonora Carrington

LEONORA CARRINGTON

Por Angélica García San Emeterio 

“Si el arte necesita una explicación, ¿Dónde está lo visual?”

Leonora Carrington

…“lo inconsciente habla más de un solo dialecto. Esos diferentes dialectos reflejan distintos modos de actuación del proceso primario.” (Caparrós, 2000, p. 207)  Pensar en el mundo de los sueños resulta enigmático aún en pleno siglo XXI. Aunque gran parte de nuestra vida está regida por la tecnología y la innovación científica, la vida onírica del ser humano no sólo sigue siendo objeto de estudio sino que mantiene su esencia misteriosa y siempre invita a adentrarse al mundo de lo incognoscible. Con la Interpretación de los Sueños (1900), Freud marcará una clara distinción entre el misticismo y la ciencia; si fue a partir del estudio de la histeria que se da voz a las mujeres de la época victoriana, es a través de los sueños que se da lugar a la escucha del deseo en uno de sus estados más puros. La vida onírica deja de ser materia exclusiva de las ciencias ocultas, de los románticos y los literatos, para formar parte de una investigación seria de la vida psíquica del ser humano. “La interpretación de los sueños bien se puede considerar el primero de los trabajos metapsicológicos y desde luego el que reúne en un espacio estructurado lo que hasta entonces el psicoanálisis había logrado de manera dispersa y sin conciencia de sus objetivos.” (Caparrós, 2000, p. 18,) Se estudia la dinámica de la energía psíquica, a partir de la vida onírica. Los sueños son más que “un acertijo en figuras” como diría Freud, son comunicadores de la vida sexual infantil reprimida, el deseo inconsciente se disfraza de las maneras más bizarras, y aquel que logre profundizar en la interpretación del dialecto de lo inconsciente, podrá comprender con mayor precisión sus otras formaciones. 

En uno de sus escritos, Borges se pregunta: “¿qué es nuestro pasado sino una serie de sueños? ¿Qué diferencia puede haber entre recordar sueños y recordar el pasado?” Freud comienza su esbozo del aparato del habla en las Afasias  (1891), desde este escrito se plasman de forma condensada los elementos que formarán parte del entendimiento de la estructuración de un aparato para representar, memorizar, pensar, soñar, crear y enfermar.  La primera tópica Freudiana ve la luz en Interpretación de los Sueños (1900) para comprender el mecanismo de la vida onírica, y la psicopatología. Sueño, síntoma, lapsus, actos fallidos, y actos creativos, hablan de las traducciones que se han organizado en el camino de nuestra estructuración psíquica. 

 ¿Qué es un sueño? Freud escribe (1900): 

“El sueño no es comparable al sonido desordenado de un instrumento que no pulsa el ejecutante sino que es golpeado por un poder externo; no carece de sentido, no es absurdo, no presupone que una parte de nuestro tesoro de representaciones duerme al tiempo que otra empieza a despertar. Es un fenómeno psíquico de pleno derecho, más precisamente un cumplimiento de deseo; debe calsificárselo dentro de la concatenación de las acciones anímicas de vigilia que nos resultan comprensibles; lo ha construído una actividad mental en extremo compleja.” (p. 142)

Es importante recordar que el aparato psíquico se ayudará de las herramientas que pueda disponer para evitar el displacer. De esta manera, el sueño es una actividad psíquica que tiene diversas funciones. Soñar implica descansar, reparar, limpiar, elaborar, tramitar… el sueño es descarga que disfraza el deseo gracias a la censura; el sueño “protege” al soñante de su contenido y se ayuda de la figurabilidad, la condensación y el desplazamiento. Se podría decir que soñar es una de las maneras en las que se puede  digerir de manera “segura” nuestro deseo. Ese deseo que es motor del aparato del alma, y que se inaugura a partir de la primera vivencia de satisfacción. Esta es una vivencia mítica a la cuál siempre buscaremos regresar, esa eterna búsqueda de aquello que perdimos y que sólo dejó huellas a su paso. El aparato psíquico se estructura a partir de la pérdida.  A partir de esto se inscriben en el aparato psíquico huellas mnémicas, consecuencia de percepciones simultáneas enlazadas entre sí, y cargadas de contenido afectivo que posteriormente se definirán como representaciones. 

Me gustaría centrar esta reflexión específicamente en los mecanismos de los que se vale el aparato psíquico para lograr con éxito el cumplimiento del deseo en el sueño. La figurabilidad, la condensación y el desplazamiento propios del proceso primario de pensamiento, y articuladores de los procesos oníricos así como de otras formaciones del inconsciente. En esta ocasión me apoyaré del ejemplo de la corriente artística surrealista y sus técnicas creativas para seguir pensando qué tan cercanos o lejanos están el proceso creativo y el ensamble del sueño. 

El aparato psíquico se construye como un sistema dinámico de memoria y de pensamiento. En Interpretación de los Sueños (1900) Freud expone un esquema para explicar la manera en que la energía va construyendo aparato psíquico a través de estímulos externos (Q), y estímulos internos (Qn). Estos estímulos se inscriben como huellas mnémicas inicialmente, y posteriormente se organizarán como representaciones. Sólo una pequeña cantidad de representaciones accederán a la conciencia, siendo así el pensamiento en su mayoría inconsciente, y preconsciente. Regresando al esquema propuesto por Freud, en un extremo se encuentra el polo perceptivo, y en el otro encontramos el polo de la motricidad. El sistema del polo perceptivo no tiene  capacidad para la memoria, este sólo tiene capacidad para recibir estímulos y darles cualidad sensorial.  En el extremo motor encontraríamos el sistema consciente, al que se le adjudica nuestra vida de vigilia y nuestro obrar voluntario. Freud sitúa al sistema preconsciente a su lado mencionando que: “los procesos de excitación habidos en él pueden alcanzar sin más demora la conciencia, siempre que satisfagan ciertas condiciones…” (Freud, 1900, p.534) El aumento de la excitabilidad de un estímulo, la atención o la motilidad voluntaria son procesos que encontrándose en el sistema preconsciente, podrán acceder a la conciencia. Por último se encuentra el sistema inconsciente que está “atrás” del preconsciente y que rigurosamente necesitará de esta instancia para facilitar pocos contenidos hacía el sistema consciente. Ahora bien, la fuerza impulsora del sueño proviene del inconsciente, pero “la formación del sueño se ve precisada a anudarse con pensamientos oníricos que pertenecen al sistema el preconciente.” (Freud, 1900, p. 535) Durante el estado de vigilia la energía tiene manera de encontrar descarga por el polo de la motricidad a diferencia de cuando dormimos que al no encontrar esta salida, la energía regresa al polo perceptivo produciendo animaciones alucinatorias; es por este movimiento que a los procesos oníricos se les considera regresivos aunque el carácter regrediente no es exclusivo de los sueños. Pareciera como si al soñar partiéramos desde los pensamientos conscientes y los restos diurnos hacia atrás, y la psique se encargará de seguir caminos o facilitaciones hacía las imágenes sensoriales. “Para alcanzar sus fines (es decir, en este caso, la figurabilidad exenta de censura) no hace más que transitar las vías que ya encuentra facilitadas en el pensamiento inconsciente; prefiere aquellas trasmudaciones del material reprimido que en calidad de chiste y alusión tienen permitido también devenir conscientes, y de las cuales rebosan todas las fantasías de los neuróticos.” ( Freud, 1900, p. 351)

Esto lleva entonces al tema del miramiento por la figurabilidad. El término en alemán es Darstellbarkeit, y también se encuentra como representabilidad. El término alemán del cuál proviene es Darstellen que tiene que ver con presentar, dar una forma, mostrar, específicamente “poner en forma de imágenes aprehensibles y después exponer” (Hanns, 2001). Sin embargo, el término darstellbarkeit es utilizado por Freud y tiene que ver con algo que tiene la capacidad de presentarse en imágenes. Se refiere a las posibilidades que tienen ciertos contenidos o pensamientos para ponerse en imágenes en el sueño. Para Freud darstellen implica dos momentos: primero el de colocar el material en la dimensión de un lenguaje sensorialmente aprehensible y después el de la expresión del material. Un detalle importante es que a pesar de que estas imágenes son predominantemente visuales, también se podrían presentar como imágenes sensoriales acústicas, táctiles, olfativas, y gustativas. “Entre los diversos anudamientos colaterales de los pensamientos oníricos esenciales se prefieren lo que permiten una figuración visual, y el trabajo del sueño no ahorra esfuerzos para refundir tal vez primero los pensamientos abstractos en otra forma lingüística, aún la más insólita, con tal que posibilite la figuración y así ponga fin al aprieto psicológico del pensamiento estrangulado.” ( Freud, 1900, p. 350) 

Por otro lado se encuentra la condensación como parte del trabajo del sueño. Esta sirve a los fines de la censura para que el material del sueño sea accesible a la conciencia. José Luis Valls escribe que “la condensación se produce con energía libre, con un nivel de ligadura entre energía de investidura y representación, que permite un libre desplazamiento de la energía de una representación a otra.” (Valls, 2000)  Una representación contiene tanto el nexo como el despliegue de varias cadenas asociativas, esto debido a que se encuentra catectizada de energías que unidas a estas diferentes cadenas, se suman sobre ella. Aquí “los distintos elementos se unen por sus atributos, que permiten vinculaciones, sean de analogía, sean de contigüidad.” (Valls, 2000) Freud expuso varios tipos de condensación: 1) un elemento que sean varios al mismo tiempo, 2) varios elementos unidos que forman una figura nueva con atributos de estos elementos, 3) al estar unidos varios elementos se resaltan aquellas características que tengan en común. 

El término en alemán Verschiebung se traduce generalmente como desplazamiento. Etimológicamente se podría descomponer de la siguiente manera:  ver significa desliz, pérdida, gasto, algo que se mantiene yendo hacia adelante. Schieb significa empujar, o rodar. También podría tomarse como un pequeño movimiento que cambia la configuración. Desplazamiento también se podría entender como descentramiento, y de lo que se mueve es del acento psíquico “por la vía de aquellos eslabones intermedios, hasta que representaciones al comienzo cargadas con intensidad débil, tomando para sí la carga de otras representaciones investidas más intensamente desde el principio, alcanzan una fortaleza que las vuelve capaces de imponer su acceso a la conciencia.” (Freud,1900, p.193) Tanto en el desplazamiento como en la condensación prevalece el libre fluir de la energía entre representaciones, de manera que dependiendo la investidura (carga), desinvestidura y contrainvestidura energética, se desactivarán ciertas representaciones y se activarán otras que sean más adecuadas para la descarga de un afecto. 

El aparato del alma ha sido un misterio para muchos pensadores a lo largo de la historia. El psicoanálisis, al igual que otras disciplinas, ha abierto caminos para podernos pensar. El acto de pensar, pero sobretodo de pensarse a sí mismo, es la base de toda creación. El estudio de los sueños hace inevitable pensar en otras formas de creación como es la música, la poesía, la danza, o la pintura. El surrealismo es una corriente artística que comenzó en la década de los años 20. Surge en Francia, y el primer exponente en nombrarla fue André Bretón cuando escribe el Primer Manifiesto del Surrealismo (1924). Como su nombre lo dice, el “sur-réalisme” buscaba pensar más allá del realismo, o de la realidad. Se interesan por acceder al mundo del inconsciente y sus exponentes eran muy allegados a las ideas Freudianas. El surrealismo se apoya de diversas técnicas que tenían como objetivo intentar burlar la censura del pensamiento consciente, y del mundo de lo racional para acceder al inconsciente. Bretón (1924) define al surrealismo como: “sustantivo, masculino. Automatismo psíquico puro, por cuyo medio se intenta expresar, verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento. Es un dictado del pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral.” 

Diversos artistas han creado técnicas que tienen como objetivo burlar la censura para poder acceder a material inconsciente. Estas van desde el cadáver exquisito, el collage, el automatismo (escritura, pintura, poesía y dibujo), currículum del sueño, caligrama, la aerografía, o el ahumado, entre otras… Una de las figuras más representativas es Salvador Dalí y lo extravagante de sus pinturas, así como los personajes de sus obras. Era considerado un gran psiconauta porque pintaba a partir del material al que accedía en sus sueños. Entre pintura, literatura, escultura, poesía, el surrealismo llegó a distintas partes del mundo, y dentro de sus mayores exponentes se encuentran Luis Buñuel, Max Ernst, Luis Aragón, Pablo Picasso, Remedios Varo, y Leonora Carrington entre muchos más. 

Por ser un arte que utiliza primordialmente las imágenes, considero que entre la pintura y el sueño se pueden encontrar algunas similitudes. Es por esta razón que me apoyaré en dos obras de Leonora Carrington para poder pensar los mecanismos anteriormente descritos.

 Leonora nació en Lancashire, Inglaterra en el año 1917. Nació en una familia casi aristocrática, fue hija de una madre irlandesa que le contaba cuentos celtas y de un padre rígido que se dedicaba a la industria textil. Fue rebelde desde niña, sensible, e inquieta, su resguardo era la fantasía de donde posteriormente cobraron vida los personajes de sus pinturas. Al ser expulsada de varios institutos en Inglaterra, continúa sus estudios en Florencia, Italia en donde comienza su exploración con la acuarela. También pasa tiempo en París mejorando su técnica con diferentes maestros, y asistiendo a diversos encuentros con otros artistas. Leonora siempre estuvo dividida entre la aristocracia de su tiempo y el mundo de fantasía característico de sus obras. Estudió pintura a costa de su familia y en ella encuentra su vocación y sentido de vida. En 1937 Leonora conoce a un Max Ernst casado, y 27 años mayor que ella con el que decide fugarse. Francia fue el lugar en el que Leonora conoce a los demás artistas surrealistas, y a lado de Max Ernst explora otras técnicas como la escultura. Los días de creación son arrebatados por la guerra, cuando se llevan preso a Max Ernst, y Leonora de 20 años se queda sola en Francia. Su vida colapsa y por órdenes familiares es internada en un psiquiátrico en Santander, España. De ese tiempo escribe “La casa del Miedo: Memorias de Abajo” además de las pinturas que también formaban parte de este oscuro episodio de su vida. Es internada por segunda ocasión en un psiquiátrico en Sudáfrica del cuál se escapa para pedir ayuda en la embajada de México en Lisboa. Su amigo llamado Renato Leduc, escritor y poeta le ayuda no sin dificultades, y opta por casarse con ella para lograr salir de Europa en 1941 y poder llegar a Nueva York.  En 1942 llega a México en donde conoce a Remedios Varo, Benjamin Peret, Kati Horna, Edward James y posteriormente a Diego Rivera. México fue lugar de refugio  y de resignificación de hogar para Leonora, así como para muchas otras figuras políticas y artísticas de la época.  Imre Weisz Schwarz será el segundo esposo de Leonora y padre de sus dos hijos. Toda su vida siguió dedicada a la pintura, entre otras cosas. Edward James fue uno de los que más apoyó el arte de Leonora pagándole de manera periódica para que pudiera seguir creando. Regresa una época a Estados Unidos después de la matanza de Tlatelolco del 2 de Octubre para proteger su vida y la de sus hijos del gobierno en turno. Apoyó el movimiento feminista de la década de los 70 pintando un poster emblemático para la causa llamado Mujeres Conciencia en dónde se hace alusión al mito de Adán y Eva pero se muestran dos mujeres intercambiando manzanas. En el año 2011 muere Leonora Carrington a los 94 años de neumonía. 

Las obras de Leonora Carrington están rodeadas de misterio, aunque ella no se considera surrealista estaba rodeada de ellos, y toda su vida plasmó un mundo interno que hacía referencia a la Cábala, la ciencias ocultas, la Biblia, la astrología y la alquimia. También eran de su interés el chamanismo, y el espiritismo. No era de su agrado explicar las obras que pintaba, por esta razón su interpretación es tanto relativa como imposible. Esto hace pensar que la interpretación de cualquier sueño sólo puede ser dada por el soñante a través de sus propias asociaciones. El proceso onírico y el proceso creativo comparten elementos que los hacen existir, sin embargo, hablando de proceso psicoanalítico estrictamente, la única manera en la que se puede interpretar un sueño es estando en transferencia con el analista. En el caso de la interpretación de una obra artística, estaríamos hablando ya de la elaboración secundaria de un acto anímico, o de una traducción de uno de los dialectos del inconsciente. Leonora comentaba: “yo no pinto en explicaciones, y yo no miro los objetos, los objetos me miran a mí.” Esta característica nos hace pensar de inmediato  en la figurabilidad en el trabajo de sueño, en donde la psique da forma a los representantes del deseo inconsciente. 

 “Inn of the Dawn Horse” (1933)  es el título de este autorretrato que a su vez se acompaña de un escrito titulado “La Debutante”. Al igual que el sueño pienso que cualquier expresión humana puede solamente ser esclarecida o elaborada  por su creador o creadora.  En el proceso primario de pensamiento la energía fluye libremente, y sin esfuerzo puede ir de una representación a otra gracias a la condensación y el desplazamiento, de esta manera se nos presenta el material del sueño como carente de sentido. Es hasta la elaboración secundaria que se puede acceder al sentido que hasta ese momento se presentaba como latente. “Como instrumentos auxiliares contamos con las ocurrencias del paciente y el progresivo conocimiento sobre lo simbólico- en especial de sus fundamentos.” (Caparrós, p. 179, 2000) Los elementos que se presentan en este autorretrato pueden dar pistas sobre la vida de Leonora, y este sentir que caracterizó el principio de su vida tan dividido entre una época victoriana, y su deseo de libertad. 

Vemos la figura de la pintora sentada en una silla, vestida con pantalones de equitación color blanco, y botines de tacón negro, con el cabello suelto, y despeinado. Al pertenecer a una familia de aristócratas se acostumbraba a asistir a  eventos sociales de la alta sociedad de aquel entonces, en su escrito “La Debutante” expresa la molestia que le causaban estos eventos y crea una historia alterna en la que le pide a una amiga hiena que asista en su lugar pero disfrazada con la cara de su sirvienta (a la que había matado previamente). “Siempre he aborrecido los bailes; sobre todo los que daban en mi honor.” (Carrington) Al encontrarse la hiena frente a toda esta gente, disfrazada, no tolera que critiquen su hedor y termina por comerse la cara que traía por disfraz y escapando por la ventana. La madre horrorizada sube al cuarto de Leonora y comenta: “Acabábamos de sentarnos a la mesa, cuando el ser ese que ha ocupado tu sitio se ha levantado gritando: ‘con que mi olor es un poco fuerte ¿eh? Pues no como pasteles.’ A continuación se ha arrancado la cara y se la ha comido.” Leonora tuvo que asistir a este tipo de eventos en los que era común presentar a las mujeres jóvenes ante la sociedad para encontrar un futuro esposo. En la pintura nos encontramos con esta hiena de “La Debutante”, frente a ella, con senos de mujer, representante de una sexualidad sin restricciones por el hecho de no estar domesticada, y ser un animal salvaje y peligroso, como era considerada la vida sexual en esta época. 

Al mismo tiempo, los pantalones blancos de equitación están relacionados al interés que Leonora sentía por los caballos. Atrás de ella observamos un caballo de juguete colgado de la pared.  Los caballos son figuras o elementos en donde se entrecruzan diversos afectos, vivencias, e ideas a manera de condensación y desplazamiento, entre ellos una vivencia infantil en la cuál su padre rompe su caballo de juguete favorito. Al saber esta historia, Max Ernst le regala uno similar, sin embargo, ese es un caballo que se encuentra imposibilitado para correr libre a diferencia del caballo que podemos ver en la ventana de la pintura. Tal vez por esta razón también, Leonora se dibuja dando la espalda a esa infancia, y viendo de frente a la hiena con las piernas abiertas y acercando su mano, con una actitud receptiva. Comenta:  “Las mujeres son menos libres ahora que nunca. Cometen los mismos errores que los hombres buscando su liberación. Se vuelven máquinas y pierden el precioso contacto con la naturaleza.” Tanto el caballo como la hiena son personajes que se repetirán en otras obras como representantes de la libertad, y  la sexualidad. 

El psicoanálisis eleva el sueño a la categoría de un acto psíquico que posee sentido e intención propios y ocupa un lugar en la vida anímica del individuo. La función del sueño viene a sortear la censura para acceder al cumplimiento del deseo, las diversas expresiones artísticas también sortean esta censura a su manera,  sabemos que al ser el aparato psíquico un aparto de la memoria, el pensamiento, y por ende un aparato creador, nada de lo que provenga de él es arbitrario, todo se encuentra determinado dentro de lo psíquico. 

Referencias

-Bretón, André. (1924). Primer Manifiesto del Surrealismo. Editorial Argonauta:  

-Caparrós, Nicolás. (2000) Psicoanálisis de los Sueños. El Sueño del Psicoanálisis. Editorial Biblioteca Nueva: España.  

-Carrington, Leonora. (1992) La casa del Miedo. Memorias de Abajo. Siglo XXI: México. 

-Freud, Sigmund. (1900) La Interpretación de los Sueños. Amorrortu: Buenos Aires. 

-Hanns, Luis Alberto. (2001). Diccionario de Términos Alemanes de Freud. Grupo Editorial Lumen: Buenos Aires. 

-Valls, José Luis. (2000) Diccionario Freudiano de Psicoanálisis. 

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