Por Elsa Miriam Ortiz Funes


“Quien no está enamorado ni se psicoanaliza, está muerto”

Julia Kristeva


  
Hace frío, llueve copiosamente fuera de mi consultorio, a lo lejos se escuchan sin cesar los claxons de los automóviles, gente atrapada en sus jaulas de metal intentando llegar a casa para poder distraerse un par de horas, luego dormir a lo mucho seis horas y levantarse temprano para repetir la rutina de oficina de todos los días. Hoy fue un día muy pesado, vi pacientes hasta las 9:30 de la noche, seis en total, el último del día es particularmente desgastante, un hombre que siempre habla del amor: el amor por su familia, el amor por sus amigos, pero sobretodo el amor por su pareja por la que “renuncia a casi todo de su vida”, así lo dice él.  
 
A veces me da la impresión de que la odia, a veces que la ama,  su historia tiene una similitud con la famosa novela de Shakespeare “ Romeo y Julieta “ sólo que en esta historia no hay final de una muerte trágica, ¡Aun!. 
 
Recuerdo una sesión de hace algunas semanas donde Rommel, así nombraré a mi paciente, llega agitado, preocupado, apresurado sube las escaleras, entra al consultorio y se recuesta en el diván, permanece en silencio viendo hacia la pared, no emite ni siquiera un suspiro, después de casi 15 minutos se pregunta y me pregunta:  “¿Qué es el amor?, ¿El amor tiene límites?, ¿Se supone que cuando uno ama tiene que ser feliz?, ¿Tú consideras que cuando uno ama muere?…, es que ella me ha pedido de nuevo que renuncie a todo, a mi familia; Su familia no perdona a la mía, y ¡sabes!, la amo tanto que si por mi fuera yo me cambiaría el  nombre, para poder estar con ella”.
 
Esa noche al irse Rommel, me quedé sentada en el sillón viendo mi lámpara que alumbraba con una luz tenue y relajante, quizás lo veía así porque ya estaba muy cansada, decidí prepararme un café, y leer un rato más antes de ir a casa, me dirigí hacia el  librero para buscar unos de los tomos de Freud, intentando encontrar una respuesta pero  mi mirada se centro en un libro blanco que decía  “Historias de Amor de Julia Kristeva”, tenía mucho tiempo que no leía nada de ella, lo tomé, lo abrí y mi mirada se dirigió al capítulo de Romeo y Julieta: la pareja amor – odio.
 
En ese instante vino a mi mente su famosa frase “Ser psicoanalista supone saber que todas las historias acaban hablando de amor. La queja que me confían los que balbucean a mi lado siempre tiene su origen en una falta de amor presente o pasado, real o imaginaria. Y sólo puedo entenderla si yo misma me sitúo en ese punto de infinito, dolor o arrebato. Con mi desfallecimiento, el otro compone el sentido de su aventura”
 
Entonces me quedé pensando que ese día todos mis pacientes terminaron hablando de amor. 
 
¿Pero cómo es que Kristeva habla del amor?.  Ese día me dediqué a investigar un poco más sobre ella, recuerdo que en la maestría una analista muy querida nos había dejado leer un capítulo de uno de sus libros, pero nunca se me ocurrió saber más,  quedé sorprendida de lo que leí, es de origen Bulgaro, nació en 1941, es una Filósofa, Lingüista, Filóloga, Semiología, Estudiosa de lo Femenino y Psicoanalista didacta, autora de más de 30 libros, con 13 doctorados aproximadamente, por su trabajo de lingüística, cultura y literatura ganó el premio Holzberg, Su obra se ha visto influenciada por el pensamiento de Barthes, Lévi-Strauss, Foucault, Freud y Lacan.
 
Impresionante, ¡Lo sé!, me pregunté ¿Cómo es que llega al psicoanálisis? Y ¿Por qué lo conecté con Rommel?
 
Sin saberlo ella estaba más cerca del psicoanálisis de lo que pensaba, su padre guardaba un libro de Freud en la parte prohibida, eso dicho por ella, lo descubre cuando su padre falleció ; Pero es hasta que viaja a Francia cuando tiene su verdadero acercamiento al mundo psicoanalítico ya que  Philippe (su pareja) la manda a los seminarios de Lacan. Es ahí cuando comienza a leer a Freud y a Melanie Klein, menciona al inicio que no entendía nada, los que nos dedicamos a esto sabemos que eso no es raro.
 
Ella decide no analizarse con Lacan por su cercanía, ¡por lo menos eso le dijo a él!, Lacan le recomendó ir con una analista que al  parecer era el amante de su expareja. Julia por su parte rechazó la recomendación, tiempo después recibió una recomendación de unos amigos muy queridos, quienes le sugirieron ir con Freudianos clásicos y es de esta manera que llega a su primer análisis con, Ilse Barande. 
 
Pero después de leer esto sobre ella, aún tenía dudas, ¿Qué tiene que ver con Rommel?,  
Quizás la respuesta está al inicio de este escrito, cuando menciono que es un paciente realmente desgastante, cómo dice Kristeva, “ […] como si toda la historia humana no fuera más que una inmensa y permanente transferencia “.
 
Una historia romántica trágica, de amor y odio, como en Romeo y Julieta, su amor está fuera de la ley y justo eso es lo que provoca la “primera condición de la exaltación amorosa”. La diferencia entre la obra de Shakespeare y la historia de Rommel es que una termina en un desencadenante hacia la muerte, una muerte amorosa,  mientras que la otra aún,  está en construcción descubriendo que sus múltiples quejas, incluso sus síntomas, son relatos de ese amor que se torna a veces imposible.
 
Parafraseando a Kristeva […]  En cada relato privado, íntimo, inconfesable, buscamos descifrar los meandros de ese mal que tiene una relación tan extraña con las palabras. Idealización, estremecimiento, exaltación, pasión; deseo de fusión, de catástrofe mortal tendida hacia la inmortalidad, el amor es la figura de las contradicciones insolubles, el laboratorio de nuestro destino!. 
 
Por cierto, esta semana Julia festeja su cumpleaños 80, he leído que da clases en París, que mejor sitio que la ciudad del amor para ello, muchas felicidades hasta allá y que sean muchos años más los que podamos seguir disfrutando de sus enormes aportaciones al psicoanálisis que tanto nos apasiona.
  

Bibliografía
1.- Kristeva, J. 1. (1987). Historias de Amor (1st ed.). Siglo XXI.

2.- Horenstein, M. (2019, octubre 1). Conversación con Julia Kristeva: “https://marianohorenstein.com/julia-kristeva/