Una posible transformación en la supervisión a través de la función ternaria

Leticia Villagómez Tovar[2]
En esta reflexión sobre la supervisión, quiero compartir con ustedes la utilidad de la función ternaria en la posible transformación de un caso que presentó una candidata durante su formación como analista. Me aproximo a señalar la importancia de la función ternaria en este encuentro desde los conceptos y Safouan, M., Julien, P. y Hoffmann[3] y el de supervisión desde Grinbeg[4]
Al revisar el concepto sobre supervisión me doy cuenta de que está dirigida fundamentalmente a la formación clínica de los candidatos durante su formación analítica y es llevada como proceso de enseñanza-aprendizaje en los institutos.
La función ternaria es una postura donde el analista supervisor o analista que controla se coloca como tercero entre el analista controlado y el analizanate en un intercambio de saberes, donde emerge la propia lectura del analista controlado. En ambos, el analista que controla y el analista controlado toman una posición de lectores leyendo junto el mismo libro, descifrando la misma escritura cifrada que es el inconsciente para obtener un mismo saber textual.
La analizante de la que presento esta reflexion es Xochitl, de 56 años, con estudios de posgrado, madre soltera de hija única. Acudió a analisis al presentar una serie de miedos: a las enfermedades, a desarrollar un cáncer, a la muerte , a los cambios que esta presentando en esta etapa de su vida (menopausia). Señala culpas relativas a la crianza de su hija y a “verse continúamente reflejada en ella”, siente una profunda soledad ahora que ella ha decidio vivir en otra ciudad. En ese momento la angustia se había vuelto perturbadora y se expresaba en síntomas como una importante tristeza, insomnio, padecimientos corporales, desmayos, ataques de llanto, sentimientos de incompetencia e inferioridad.
A lo largo de cuatro años la supervisanda llevo material clínico de las sesiones de Xochitl a la supervisión, había sido destacado el conflicto de indiferenciación a las figuras con las que había vivido importante cercanía, la madre, el padre, hermanos, la hija y a sus parejas. La supervisanda comentó que Xochitl le había dicho que sus relaciones de pareja habían sido frustrantes y conflictivas, donde ella buscaba lo inalcanzable, figuras a las que “idealizaba”, sintiedose pequeña ante ellos y esperando que le resolvieran la vida. En la supervisión percibiamos como este conflicto se había instalando en la transferencia con la analista, donde Xochitl repetía estos patrones. En diversos momentos yo hacía saber a la supervisanda lo intrincado que estaba ya en esta problemática, en breves acontecimientos lo escuchaba e intentaba descolocarse de ese lugar, en el que caía.
Hubo un momento de serias dificultades en el espacio de la supervisión. La hija de Xochitl tenía 32 años y se mostró ambivalente ante la posibiidad de tener a su hijo. Xochitl, había aceptado acompañar a su hija a practicarse un legrado a una clínica sin llevar a revisar este acontecimiento a su análisis. Después de varios días, ya consumado el legrado, llevó a su sesión este material. Cómo analisita supervisora itenté hacer ver a la supervisanda que Xochitl había guardado silencio ante estos hechos en su analisis y que pensará porque ella, la supervisanda, había pasado desaparcibido lo que Xochitl no dijó.
Al señalar a la supervisanda esta omisión en el análisis, se mostro molesta y señaló ¿que porque tendría que analizar un acto de su hija?, ¿qué podría hacer Xochitl ante una decisión ya tomada por su hija? Intervine en esta sesión señalando como la supervisanda estaba nuevamente confundida y no le era posiible percibir el silencio de Xochitl ante ese acontecimiento. Es aquí donde quiero señalar que mi intervención como analista supervisora fue para inervenir desde la función ternaria y posibilita la diferenciación entre la analista (supervisanda) y la analizante (Xochitl).
Desde esta función ternaria fue dandose la posibilidad de que la supervisanda se colocara en un lugar distinto al de Xochitl, ya que sus características psicodinámicas la hacian posicionarse de un objeto idealizado, donde se fundia con la supervisanda, como lo había hecho en su historia libidinal.
Para ese momento en esta supervisión, nos detuvimos con la supervisanda a pensar ¿que sucedía desde su propia transferencia al material de Xochitl? ¿por qué a ella no le erá posible posicionarse en un lugar distinto a donde la colocaba Xochitl?¿estaba actuando la supervisanda el núcleo del silencio que venía desde la hija de Xochitl y ella a su vez dejaba en silencio este acontecimiento?
Despues de que la supervisanda percibío desde su contratransferencia lo aferrado que estaba a ocupar el lugar donde la colocaba Xochitl, fue posible continúar con esta supervisión.
En la primeras etapas
de la “escucha de la escucha” como le nombra Faimberg H. (1981)[5] a este encuentro entre analistas, no percibía
que hubiera una lectura de lo que le sucedía a la supervisanda y fue despues de
la intervención sobre el silencio de ambas, cuando la supervisanda inicia a hacer una transformación en la supervisión, con la lectura
de lo que a ella le sucedía con Xochitl. La supervisión permitió que la
supervisanda llevará este análisis a su fin, interviniendo en varios sentidos,
entre ellos, descolocandose del lugar donde Xochitl la ponía.
Trabajo presentado en el Congreso Didáctico del 32º Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis, (FEPAL). De-construcciones y transformaciones, Lima, Perú, del 26 al 29 de septiembre, 2018, Hotel Hilton, Colegio Médico.
[2] Analista con funciones didácticas de la Sociedad Freudiana de la Ciudad de México (SFCM). levillato@hotmail.com
[3] Safouan, M., Julien, P. y Hoffmann, C. (1995) Malestar en el psicoanálisis. El tercero en la institución y el análisis de control, Buenos Aires: Nueva Visión
[4] Grinberg, L. (1975), La supervisión psicoanalítica. Teoría y práctica, Editorial Paidós
[5] Faimberg, H. (1981) La “escucha de la escucha”: una contribución al estudio de las resistencias narcisistas, en: El telescopaje de generaciones, Buenos Aires: Amorrortu Editores.